Noviembre 10, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Lunes 29 de Julio de 2024

Lunes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario

Santos Marta, María y Lázaro  

Memoria obligatoria 

Color: blanco

Marta aparece tres veces en el Evangelio: en la cena de Betania cuando, con María su hermana, acoge a Jesús en su casa; en la resurrección de su hermano Lázaro, cuando profesa su fe en Jesús y, finalmente, en el banquete ofrecido al Señor, seis días antes de la Pascua. En cada circunstancia, el relato del evangelio destaca su rol de dueña de casa.

Antífona de entrada             Cf. Lc 10, 38 

Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. 

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, cuyo Hijo aceptó hospedarse en la casa de santa Marta; concédenos, por su intercesión, que sirviendo fielmente a Cristo en nuestros hermanos, podamos ser recibidos por ti en la morada eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El pueblo será como esta faja que ya no sirve para nada.

Lectura del libro de Jeremías     13, 1-11

Así me habló el Señor: “Ve a comprarte una faja de lino; te la ajustarás a la cintura, pero no la meterás en el agua”. Yo compré la faja, conforme a la palabra del Señor, y me la ajusté a la cintura.

La palabra del Señor me llegó por segunda vez, en estos términos: “Toma la faja que habías comprado y que llevas puesta a la cintura. Ve enseguida a Perat y escóndela allí en la hendidura de una roca”. Yo fui a esconderla en Perat, como el Señor me lo había ordenado.

Al cabo de muchos días, el Señor me dijo: “Ve enseguida a Perat y recoge la faja que yo te mandé esconder allí”. Yo fui a Perat, cavé y recogí la faja del lugar donde la había escondido: la faja estaba estropeada, no servía para nada.

Entonces la palabra del Señor me llegó en estos términos: “Así habla el Señor: De esa misma manera destruiré el orgullo de Judá y el gran orgullo de Jerusalén. Este pueblo malvado, que se niega a escuchar mis palabras, que sigue los impulsos de su corazón obstinado, que va detrás de otros dioses para servirlos y postrarse delante de ellos, será como esta faja que ya no sirve para nada. Porque así como la faja se adhiere a la cintura del hombre, así Yo me había adherido a toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá -oráculo del Señor- para que ellos fueran mi pueblo, mi renombre, mi honor y mi gloria. ¡Pero no han escuchado!”

SALMO RESPONSORIAL   Deut 32,18-21

R/. ¡Despreciaste al Dios que te engendró!

Despreciaste a la Roca que te engendró, olvidaste al Dios que te hizo nacer.

Al ver esto, el Señor se indignó y desechó a sus hijos y a sus hijas.

Entonces dijo: Les ocultaré mi rostro, para ver en qué terminan. Porque son una generación perversa, hijos faltos de lealtad.

Provocaron mis celos con algo que no es Dios, me irritaron con sus ídolos vanos; Yo provocaré sus celos con algo que no es un pueblo, los irritaré con una nación insensata.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO     Sant 1, 18

Aleluya.

El Padre ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como las primicias de su creación. Aleluya.

EVANGELIO

El grano de mostaza se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijare en sus ramas.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    13, 31-35

Jesús propuso a la gente esta parábola:

“El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, ésta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas”.

Después les dijo esta otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”.

Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin ellas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: ‘Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo’.

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