Eucaristía del Viernes 02 de Agosto de 2024
Viernes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
San Eusebio de Vercelli, obispo
Memoria libre
Color: blanco
Obispo de Vercelli (Piamonte, siglo IV), fue exiliado por el emperador Constantino por su fidelidad a la fe en la divinidad de Jesucristo, definida en el Concilio de Nicea. A su regreso del exilio, llevó una vida común con los sacerdotes que compartían su actividad pastoral. San Eusebio fue un promotor de la vida comunitaria sacerdotal.
Antífona de entrada Cf. Ez 34, 11. 23-24
Cuidaré de mis ovejas, dice el Señor, y suscitaré un pastor que las apaciente: Yo, el Señor, seré su Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, te pedimos la gracia de imitar la firmeza del obispo san Eusebio para defender la divinidad de tu Hijo, y haz que, perseverando en la fe que él enseñó, merezcamos participar de la vida de tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Todo el pueblo se amontonó alrededor de Jeremías en la casa del Señor.
Lectura del libro de Jeremías 26, 1-9
Al comienzo del reinado de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá, llegó esta palabra a Jeremías, de parte del Señor:
“Así habla el Señor: Párate en el atrio de la Casa del Señor y di a toda la gente de las ciudades de Judá que vienen a postrarse en la Casa del Señor todas las palabras que Yo te mandé decirles, sin omitir ni una sola. Tal vez escuchen y se conviertan de su mal camino; entonces Yo me arrepentiré del mal que pienso hacerles a causa de la maldad de sus acciones. Tú les dirás: Así habla el Señor: Si ustedes no me escuchan ni caminan según la Ley que Yo les propuse; si no escuchan las palabras de mis servidores los profetas, que Yo les envío incansablemente y a quienes ustedes no han escuchado, entonces Yo trataré a esta Casa como traté a Silo y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra”.
Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías mientras él pronunciaba estas palabras en la Casa del Señor. Y apenas Jeremías terminó de decir todo lo que el Señor le había ordenado decir al pueblo, los sacerdotes y los profetas se le echaron encima, diciendo: “¡Vas a morir! Porque has profetizado en nombre del Señor, diciendo: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad será arrasada y quedará deshabitada”.
Entonces todo el pueblo se amontonó alrededor de Jeremías en la Casa del Señor.
SALMO RESPONSORIAL 68, 5. 8-10. 14
R/. ¡Respóndeme, Dios mío, por tu gran amor!
Más numerosos que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; más fuertes que mis huesos, los que me atacan sin razón. ¡Y hasta tengo que devolver lo que yo no he robado!
Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.
Pero mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO 1Pe 1, 25
Aleluya.
La Palabra del Señor permanece para siempre. Ésta es la Palabra que les ha sido anunciada, la Buena Noticia. Aleluya.
EVANGELIO
¿No es éste el hijo del carpintero? ¿De dónde le vendrá todo esto?
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 54-58
Al llegar a su pueblo, Jesús se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados.
“¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?”
Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia”.
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.