Eucaristía del Sábado 28 de Septiembre de 2024
Sábado de la vigesimoquinta semana del tiempo ordinario
San Wenceslao, mártir
Memoria libre
Color: rojo
Wenceslao, duque de Bohemia y ferviente cristiano (907-925) fue asesinado por su hermano a causa de la fe, cuando aún no tenía treinta años.
Fue un hombre de gran austeridad de vida en medio de una corte de costumbres brutales, y de una gran caridad para con los pobres. Por eso se ha convertido en el Patrono de Bohemia, y su tumba, desde muy temprano, se convirtió en un centro de peregrinación.
Antífona de entrada
Este mártir derramó su sangre por amor a Cristo; no temió las amenazas en el juicio y alcanzó el reino de los cielos.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que concediste al mártir san Wenceslao anteponer el Reino de los Cielos al reino de este mundo, danos la gracia, por su intercesión, de renunciar a nosotros mismos y unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que el polvo vuelva a la tierra y el aliento vuelva a Dios.
Lectura del libro del Eclesiastés 11, 9—12, 8
Alégrate, muchacho, mientras eres joven, y que tu corazón sea feliz en tus años juveniles. Sigue los impulsos de tu corazón y lo que es un incentivo para tus ojos; pero ten presente que por todo eso Dios te llamará a juicio. Aparta de tu corazón la tristeza y aleja de tu carne el dolor, porque la juventud y la aurora de la vida pasan fugazmente.
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días penosos y vengan los años en los que dirás: “No encuentro en ellos ningún placer”; antes que se oscurezcan el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes cargadas de lluvia. En aquel día temblarán los guardianes de la casa y se encorvarán los hombres vigorosos; se detendrán las moledoras, que ya serán pocas, y se oscurecerán las que miran por las ventanas; se cerrarán las puertas de la calle, mientras declina el ruido del molino; cesará el canto de los pájaros y enmudecerán las que entonan canciones.
Entonces se temerán las cuestas empinadas y los terrores acecharán por el camino. El almendro estará florecido, se pondrá pesada la langosta y la alcaparra perderá su eficacia. Porque el hombre se va a su morada eterna, mientras las plañideras rondan por la calle. Sí, acuérdate de Él antes que se corte la hebra de plata y se quiebre la ampolla de oro, antes que se haga pedazos el cántaro en la fuente y se rompa la cuerda del aljibe; antes que el polvo vuelva a la tierra, como lo que es, y el aliento vuelva a Dios, porque es Él quien lo dio.
¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Nada más que vanidad!
SALMO RESPONSORIAL 89, 3-6. 1 2-14. 1 7
R/. ¡Tú has sido nuestro refugio, Señor!
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”. Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.
Tú los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de mañana: por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo … ? Ten compasión de tus servidores.
Sácianos enseguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Cf. 2Tim 1, 10b
Aleluya.
Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluya
EVANGELIO
El Hijo del hombre va a ser entregado. Temían interrogar a Jesús acerca de esto.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 43b-45
Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”. Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les resultaba oscuro, de manera que no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto.