El Papa Francisco pide tener cuidado con la vanidad, las supersticiones y las brujerías
En la Audiencia General de este miércoles 25 de mayo, el Papa Francisco advirtió el peligro de que todo sea vanidad en la vida y el dejarse llevar por las noticias falsas (fake news), las supersticiones colectivas y las verdades pseudo-científicas que conducen a una “sociedad del cansancio”.
“No es casualidad que la nuestra sea la época de las fake news, de las supersticiones colectivas y las verdades pseudo-científicas. Es curioso en esta cultura del saber, del conocer todas las cosas y también de la precisión del saber, se difundan tantas brujerías… que conducen a una vida de supersticiones”, indicó el Santo Padre.
La Audiencia General de este miércoles se llevó a cabo en la Plaza San Pedro del Vaticano.
Al comienzo, el Santo Padre recorrió en el papamóvil los pasillos de la plaza vaticana para saludar y bendecir a los numerosos fieles presentes de diferentes partes del mundo y fue acompañado en el vehículo por algunos niños.
Además, fue la primera vez que los peregrinos públicamente vieron al Papa Francisco usando un bastón.
El Santo Padre continuó con su serie de catequesis sobre la vejez y reflexionó en esta ocasión en el Libro del Eclesiastés o Cohélet “otra joya que encontramos en la Biblia” que “deja desconcertado por su famoso estribillo: Todo es vanidad, Todo es vanidad, Todo es vanidad, todo es niebla, humo, vacío”, dijo el Papa.
“Sorprende encontrar estas expresiones, que cuestionan el sentido de la existencia, dentro de la Sagrada Escritura. En realidad, la oscilación continua de Cohélet entre el sentido y el sinsentido es la representación irónica de un conocimiento de la vida que se desprende de la pasión por la justicia, de la que el juicio de Dios es garante. Y la conclusión del Libro indica el camino para salir de la prueba: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, que eso es ser hombre cabal”, señaló.
En esta línea, el Papa explicó que “la vejez puede aprender de la sabiduría irónica de Cohélet el arte de sacar a la luz el engaño oculto en el delirio de una verdad de la mente desprovista de afectos por la justicia”.
“¡Los ancianos llenos de sabiduría y humor hacen mucho bien a los jóvenes! Los salvan de la tentación de un conocimiento del mundo triste y sin sabiduría”, afirmó.
Sin embargo, el Santo Padre advirtió el peligro de la “dolorosa desilusión” que causa preguntas como “¿Nuestros esfuerzos han cambiado el mundo? ¿Alguien quizá es capaz de hacer valer la diferencia entre lo justo y lo injusto? Parece que todo esto es inútil ¿para qué hacer tantos esfuerzos?”
“Es una especie de intuición negativa que puede presentarse en cada etapa de la vida, pero no hay duda de que la vejez hace casi inevitable el encuentro con el desencanto”, dijo.
En esta línea, el Papa Francisco destacó que “si los ancianos, que ya han visto de todo, conservan intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor, y también para la fe. Y para el mundo contemporáneo se ha vuelto crucial el paso a través de esta crisis, crisis saludable, porque una cultura que presume de medir todo y manipular todo termina por producir también una desmoralización colectiva del sentido, una desmoralización del amor, una desmoralización también del bien”.
“Para nuestra cultura moderna, que al conocimiento exacto de las cosas quisiera entregar prácticamente todo, la aparición de esta nueva razón cínica – que suma conocimiento e irresponsabilidad – es un contragolpe muy duro”, explicó.
Por ello, el Papa pidió estar atentos al “conocimiento que nos exime de la moralidad, al principio parece una fuente de libertad, de energía, pero pronto se convierte en una parálisis del alma”.
Además, el Santo Padre subrayó que “Cohélet, con su ironía, ya desenmascara esta tentación fatal de una omnipotencia del saber –un ‘delirio de omnisciencia’ – que genera una impotencia de la voluntad”.
En este sentido, el Papa advirtió el peligro de la “acedia” que es una “enfermedad del alma, que de pronto descubre la vanidad del conocimiento sin fe y sin moral, la ilusión de la verdad sin justicia”.
“Esta es una de las tentaciones de todos, pero también de los ancianos. No es simplemente pereza. No es simplemente depresión. Más bien, es la rendición al conocimiento del mundo sin más pasión por la justicia y la acción consecuente”.
De este modo, el Papa lamentó que “nos hemos convertido verdaderamente en una sociedad del cansancio” porque “teníamos que producir bienestar generalizado y toleramos un mercado sanitario científicamente selectivo. Teníamos que poner un límite infranqueable a la paz, y vemos sucesión de guerras cada vez más despiadadas contra personas indefensas. La ciencia progresa, naturalmente, y es un bien. Pero la sabiduría de la vida es otra cosa, y parece estancada”.
Ante esto, el Santo Padre indicó que “¡Los ancianos llenos de sabiduría y humor hacen mucho bien a los jóvenes! Los salvan de la tentación de un conocimiento del mundo triste y sin sabiduría. Y también estos ancianos devuelven a los jóvenes a la promesa de Jesús: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
“Serán ellos a sembrar hambre y sed de justicia en los jóvenes. Ánimo a todos nosotros ancianos, ánimo y hacia adelante. Nosotros tenemos una misión grande en el mundo. Pero, por favor, no busquen refugio en esos idealismos un poco… no concretos, no reales, sin raíces. Digámoslo claramente, en las brujerías de la vida”, concluyó el Papa.