Julio 27, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Domingo 16 de Octubre de 2022

Domingo vigesimonoveno del tiempo ordinario

Salterio I

Color: verde

INTRODUCCIÓN

La oración no debe ser una manera de forzar a Dios para hacer nuestra voluntad, sino, por el contrario, busca transformarnos a nosotros para hacer su voluntad. Pero en el evangelio de hoy se nos invita a dirigirnos a él con insistencia. ¿Qué sentido tiene la oración?

En la parábola de este domingo entendemos quién es la viuda, pero ¿a quién representa el juez malvado? La respuesta parece evidente, y aun un poco embarazosa: a Dios. Pero no es así. Este personaje es, en realidad, secundario, y es introducido solamente para crear la situación insostenible en la cual está envuelta la viuda. Es sobre esta situación que Jesús quiere llamar la atención. Los discípulos se van a encontrar con la injusticia en el mundo, dominado por el pecado y profundamente marcado por la muerte. Esta es la situación que vemos en el abuso, la corrupción y el daño a los más pobres y por aquellos acontecimientos inexplicables y absurdos que perturban y que son contrarios a nuestro anhelo de vida. 

Frente a esto, lo que debemos hacer, junto con actuar, es orar. La oración es el gran medio para no perder la paz aun en los momentos más difíciles y dramáticos, cuando todo parece conjugarse en contra nuestro y en contra el reino de Dios. La verdadera oración, esa que no debe ser interrumpida, consiste en mantenerse en constante diálogo con el Señor. Esto nos hace valorar la realidad, los acontecimientos, y las personas con un criterio de juicio distinto. Es la oración la que nos enseña a tener la mirada y los pensamientos de Dios respecto a las personas y el mundo. Orar siempre significa no tomar ninguna decisión sin haberlo antes consultado con él.

Antífona de entrada Sal 16, 6. 8 

Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes: inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras. Protégeme como a la pupila de tus ojos; escóndeme a la sombra de tus alas. 

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, concédenos permanecer fieles a tu santa voluntad y servirte con un corazón sincero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel.

Lectura del libro del Éxodo   17, 8-13

Los amalecitas atacaron a Israel en Refidim. Moisés dijo a Josué: Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón de Dios.

Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los amalecitas.

Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte. Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec.

Como Moisés tenía los brazos muy cansados, ellos tomaron una piedra y la pusieron donde él estaba. Moisés se sentó sobre la piedra, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así sus brazos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol.

De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada.

SALMO RESPONSORIAL   120, 1-8

R/Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor.

Levanto mis ojos a las montañas: ¿de dónde me vendrá la ayuda? La ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Él no dejará que resbale tu pie: ¡tu guardián no duerme! No, no duerme ni dormita el guardián de Israel.

El Señor es tu guardián, es la sombra protectora a tu derecha: de día, no te dañará el sol, ni la luna de noche.

El Señor te protegerá de todo mal y cuidará tu vida. Él te protegerá en la partida y el regreso, ahora y para siempre.

SEGUNDA LECTURA

El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien.

Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a Timoteo  3, 14—4, 2

Querido hijo:

Permanece fiel a la doctrina que aprendiste y de la que estás plenamente convencido: tú sabes de quiénes la has recibido.

Recuerda que desde la niñez conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación, mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien.

Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino: proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Heb 4, 12

Aleluya.

La Palabra de Dios es viva y eficaz, discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Aleluya.

EVANGELIO

Dios hará justicia a sus elegidos que claman a Él.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 18, 1-8

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:

En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: “Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario”.

Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: “Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme”.

Y el Señor dijo: Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia.

Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?

Oración de los fieles

Invoquemos, hermanos, al Señor, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad:

Para que el Señor avive el corazón de los fieles y los empuje a trabajar en la salvación de todos los hombres y en el anuncio del Evangelio a todos los pueblos, roguemos al Señor.

Para que sean desterradas todas las divisiones que separan a pueblos y razas, y se mantengan firmes en la sociedad humana la igualdad y la justicia, roguemos al Señor.

Para que los prófugos, los exiliados, los rechazados por la sociedad y los abandonados puedan regresar a la patria y para que el Señor conceda a todos un corazón bondadoso para con los pobres y forasteros, roguemos al Señor.

Para que Dios infunda en nuestros corazones su Espíritu de amor, a fin de que, revestidos con los mismos sentimientos de Cristo, amemos a Dios en los hermanos, roguemos al Señor.

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