Octubre 15, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Domingo 29 de Enero de 2023

Domingo cuarto del tiempo ordinario

Salterio IV

Color: verde

INTRODUCCIÓN

Las Bienaventuranzas dominan la Liturgia de la Palabra de este domingo. Es en la primera parte del sermón de la montaña. Jesús subiendo al monte aparece como el nuevo Moisés que promulga la nueva ley, proclamando bienaventurados los pobres y los humildes, Jesús habla el lenguaje que Dios ya había usado con su pueblo por medio de los profetas. Como por ejemplo el texto de Sofonías que escucharemos en la primera lectura

El mismo lenguaje lo utiliza san Pablo en la segunda lectura. Los primeros en ser llamados son siempre los pequeños, los pobres y todos aquellos que el mundo desprecia, pero que son grandes en el reino de los cielos. El mensaje de Jesús trastoca todos los valores tradicionales de la época. Los hebreos cultivaban la convicción que la prosperidad material, el éxito, eran signo de la bendición de Dios y, por lo mismo, la pobreza y la esterilidad eran signo de maldición.

A partir del sermón de la montaña ya no son más bienaventurados los ricos de este mundo, sino aquellos que tienen hambre, los que lloran, los pobres y los perseguidos.

Es la nueva lógica que se expresa en la bienaventurada por excelencia: María.

Las bienaventuranzas de Mateo se resumen en una sola: “Bienaventurados los pobres en el Espíritu”. Reconocerse pobre, débil, no es, ante todo, un estado sociológico, sino que más bien una disposición interior que informa nuestro actuar en cualquier estado que uno se encuentre. Jesús se presenta como el mensajero enviado por Dios para anunciar la buena nueva. Su preocupación por los pobres, los infelices, los enfermos, es el signo de su misión.

Jesús lleva hasta los desheredados, no solamente la seguridad de que un día gozarán el reino de Dios, sino también que este Reino ya ha llegado.

También la misión de Jesús se extiende más allá de los pobres, se extiende a todas las miserias físicas y espirituales. Todo merece su compasión. Inaugurando la época de la salvación, Dios le da prioridad a todos aquellos que de la salvación tienen la más urgente necesidad.

Antífona de entrada Cf. Sal 105, 47 

Sálvanos, Señor y Dios nuestro, congréganos de entre las naciones, para que podamos dar gracias a tu santo nombre y gloriarnos en tu alabanza. 

ORACIÓN COLECTA 

Señor y Dios nuestro, concédenos honrarte con todo el corazón y amar a todos con amor verdadero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde.

Lectura de la profecía de Sofonías   2, 3; 3, 12-13

Busquen al Señor, ustedes, todos los humildes de la tierra, los que ponen en práctica sus decretos. Busquen la justicia, busquen la humildad, tal vez así estarán protegidos en el Día de la ira del Señor. Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.

SALMO RESPONSORIAL 145, 7-10

R/Felices los que tienen alma de pobres.

El Señor mantiene su fidelidad para siempre, hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. 

El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos. El Señor protege a los extranjeros. 

Sustenta al huérfano y a la viuda; y entorpece el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. 

SEGUNDA LECTURA

Tengan en cuenta quienes son los llamados.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 26-31

Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles.

Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios.

Por Él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO     Mt 5, 12a

Aleluya.

Alégrense y regocíjense, porque tendrán una gran recompensa en el cielo. Aleluya.

EVANGELIO

Felices los que tienen alma de pobres.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo  4, 25—5, 12

Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:

Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

Felices los afligidos, porque serán consolados.

Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.

Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.

Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.

Oración de los fieles

Invoquemos, hermanos, con corazón unánime y plegaria ferviente, a Dios Padre, fuente y origen de todo bien: 

Por la santa Iglesia, reunida aquí en el nombre del Señor y extendida por todo el mundo, roguemos al Señor.

Por nuestra ciudad de Santiago, por su prosperidad y por todos los que en ella moran, roguemos al Señor.

Por los que están de viaje, por los enfermos y prisioneros, por los pobres y todos los que sufren, roguemos al Señor.

Por nuestros hermanos difuntos, para que Dios los reciba en su reino de luz y felicidad, roguemos al Señor.

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