Diciembre 7, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Martes 11 de Abril de 2023

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Conviértanse y háganse bautizar en el Nombre de Jesucristo.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles  2, 36-41

El día de Pentecostés, Pedro dijo a los judíos:

Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.

Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: Hermanos, ¿qué debemos hacer?

Pedro les respondió: Que cada uno de ustedes se convierta y se haga bautizar en el Nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquéllos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar.

Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa.

Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil.

SALMO RESPONSORIAL  32, 4-5. 18-20. 22

R/. La tierra está llena del amor del Señor.

La palabra del Señor es recta y Él obra siempre con lealtad; Él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en Ti

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Sal 117, 24

Aleluya.

Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya.

EVANGELIO

He visto al Señor y me ha dicho estas palabras.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   20, 11-18

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron:

Mujer, ¿por qué lloras?

María respondió: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.

Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió:

Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.

Jesús le dijo: ¡María!

Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: ¡Raboní!, es decir, ¡Maestro! Jesús le dijo: No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes”.

María Magdalena, fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que Él le había dicho esas palabras.

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