Julio 27, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Domingo 23 de Abril de 2023

Domingo tercero de Pascua

Salterio III

Color: blanco

Después de haber recibido la plenitud del Espíritu Santo en Pentecostés, Pedro proclama delante de una gran muchedumbre el misterio Pascual. La vida terrena de Cristo se ha desarrollado de acuerdo a la voluntad de Dios, la muerte de Jesucristo no es una victoria del enemigo; la muerte seguida de la Resurrección es la victoria de Dios, conquistada por Jesucristo para toda la humanidad. El sacrificio de Cristo nos ha liberado del pecado, y la Resurrección pone fin a la espera de la salvación e inaugura el tiempo de salvación, ésta es el fundamento de la fe y de nuestra esperanza en Dios, en ella se ha mostrado de manera inconfundible e irrefutable la voluntad salvadora de Dios. Los discípulos de Emaús que después de la tragedia del calvario volvían a sus hogares abatidos con la muerte en el corazón, serán acompañados por Jesús en su camino y les mostrará la cerrazón de su inteligencia que no se abre a la palabra de Dios, que en la Sagrada Escritura ya había mostrado la necesidad que el Mesías sufriese para entrar en la Gloria. 

Jesús se hace reconocer en la bendición y en la fracción del pan. En cada eucaristía el Señor se nos da a conocer y se hace realmente presente. Que el Señor en este domingo nos regale la gracia de sentirnos siempre acompañados por Él, que sea él mismo quien nos explique las escrituras y nos parta el pan.

Antífona de entrada Cf. Sal 65, 1-2 

Aclame al Señor toda la tierra. Canten la gloria de su nombre. Aleluya. 

Gloria 

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que tu pueblo se alegre siempre por la nueva vida recibida, para que, con el gozo de los hijos, aguarde con firme esperanza el día de la resurrección final. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

No era posible que la muerte tuviera dominio sobre Él.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles   2, 14. 22-33

El día de Pentecostés, Pedro, poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo:

Hombres de Judea y todos los que habitan en Jerusalén, presten atención, porque voy a explicarles lo que ha sucedido.

A Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante ustedes realizando por su intermedio los milagros, prodigios y signos que todos conocen, a ese hombre que había sido entregado conforme al plan y a la previsión de Dios, ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de los infieles. Pero Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque no era posible que ella tuviera dominio sobre Él.

En efecto, refiriéndose a Él, dijo David:

Veía sin cesar al Señor delante de mí, porque Él está a mi derecha para que yo no vacile. Por eso se alegra mi corazón y mi lengua canta llena de gozo. También mi cuerpo descansará en la esperanza, porque Tú no entregarás mi alma al Abismo, ni dejarás que tu servidor sufra la corrupción. Tú me has hecho conocer los caminos de la vida y me llenarás de gozo en tu presencia.

Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado, y su tumba se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo se sentaría en su trono. Por eso previó y anunció la resurrección del Mesías, cuando dijo que no fue entregado al Abismo ni su cuerpo sufrió la corrupción. A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos. Exaltado por el poder de Dios, Él recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, y lo ha comunicado como ustedes ven y oyen.

SALMO RESPONSORIAL   15, 1-2a. 5. 7-11

R/Señor, me harás conocer el camino de la vida.

Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: Señor, Tú eres mi bien. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte! 

Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré.

Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro. 

Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha. 

SEGUNDA LECTURA

Ustedes fueron rescatados con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pedro  1, 17-21

Queridos hermanos:

Ya que ustedes llaman Padre a Aquél que, sin hacer acepción de personas, juzga a cada uno según sus obras, vivan en el temor mientras están de paso en este mundo.

Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto, predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos para bien de ustedes.

Por Él, ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado, de manera que la fe y la esperanza de ustedes estén puestas en Dios.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Cf. Lc 24, 32

Aleluya.

Señor Jesús, explícanos las Escrituras. Haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas. Aleluya.

EVANGELIO

Lo reconocieron al partir el pan.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   24, 13-35

El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.

Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: ¿Qué comentaban por el camino?

Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: ¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!

¿Qué cosa?, les preguntó.

Ellos respondieron: Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera Él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que Él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a Él no lo vieron.

Jesús les dijo: ¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él.

Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba.

Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero Él había desaparecido de su vista.

Y se decían: ¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?

En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!

Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Credo

ORACIÓN UNIVERSAL

Invoquemos, amados hermanos, a Cristo, triunfador del pecado y de la muerte, que siempre intercede por nosotros:

Para que Cristo, el Señor, atraiga hacia sí el corazón de los fieles y fortalezca sus voluntades, de manera que busquen los bienes de allá arriba, donde él está sentado a la derecha de Dios, roguemos al Señor.

Para que Cristo, amo supremo de la creación, haga que todos los pueblos gocen abundantemente de la paz que en sus apariciones otorgó a los discípulos, roguemos al Señor.

Para que Cristo, el destructor de la muerte y el médico de toda enfermedad, se compadezca de los débiles y desdichados y aleje del mundo el hambre, las guerras y todos los males, roguemos al Señor.

Para que Cristo, el Señor, salve y bendiga nuestra parroquia (comunidad), y conceda la paz, la alegría y el descanso en las fatigas a los que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar su triunfo, roguemos al Señor.

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