Julio 27, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Martes 12 de Septiembre de 2023

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia   4, 4-7

Hermanos:

Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.

Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.

SALMO RESPONSORIAL   Lc 1, 46-55

R/. El Señor hizo en mí maravillas: ¡gloria al Señor!

Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz.

Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen.

Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a favor de Abraham y de su descendencia para siempre.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO          Cf. Lc 1, 45

Aleluya.

¡Feliz de ti, Virgen María, por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor! Aleluya.

EVANGELIO

Feliz de ti por haber creído.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   1, 39-47

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.

María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador”.

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