Eucaristía del Miércoles 08 de Noviembre de 2023
Miércoles de la trigésima primera semana del tiempo ordinario
Por las vocaciones a las Sagradas Órdenes
Propuesta celebrativa
Color: verde
Antífona de entrada Cf. Mt 9, 38
Dice Jesús a sus discípulos: rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha,
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que en tu providencia das pastores a tu pueblo, infunde en tu Iglesia el espíritu de piedad y fortaleza, que suscite ministros dignos de tu altar y los haga valientes y humildes defensores de tu Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
El amor es la plenitud de la ley.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 13, 8-10
Hermanos:
Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. Porque los mandamientos: “No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás”, y cualquier otro, se resumen en éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley.
SALMO RESPONSORIAL 111, 1-2. 4-5. 9
R/. Feliz el que se compadece y da prestado.
Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos. Su descendencia será fuerte en la tierra: la posteridad de los justos es bendecida.
Para los buenos brilla una luz en las tinieblas: es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud.
Él da abundantemente a los pobres: su generosidad permanecerá para siempre, y alzará su frente con dignidad. Feliz el hombre que teme al Señor.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO 1Ped 4, 14
Aleluya.
Felices si son ultrajados por el Nombre de Cristo, porque el Espíritu de Dios, reposa sobre ustedes. Aleluya.
EVANGELIO
El que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 14, 25-33
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: “Éste comenzó a edificar y no pudo terminar”.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee no puede ser mi discípulo.