Eucaristía del Jueves 30 de Mayo de 2024
Jueves de la octava semana del tiempo ordinario
Feria
Color: verde
Antífona de entrada Hech 4, 32-33
La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Los apóstoles daban testimonio, con mucho poder, de la resurrección del Señor Jesús, y gozaban de gran estima.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, perfecta unidad y amor verdadero, concede a tus hijos tener un solo corazón y una sola alma, para que tu Iglesia se fortalezca en la concordia, se apoye en la confesión de la verdad y se afirme en la perfecta unidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Ustedes son un sacerdocio real, una nación santa, para anunciar la grandeza e Aquél que los llamó.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pedro 2, 2-5. 9-12
Queridos hermanos:
Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra, que los hará crecer para la salvación, ya que han gustado qué bueno es el Señor.
Al acercarse a Él, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.
Ustedes, son una “raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido” para anunciar las maravillas de Aquél que los llamó de las tinieblas a su admirable luz. Ustedes, que antes “no eran un pueblo, ahora son el Pueblo de Dios”; ustedes que antes “no habían obtenido misericordia, ahora la han alcanzado”.
Queridos míos, yo los exhorto, como a gente de paso y extranjeros: no cedan a esos deseos carnales que combaten contra el alma. Observen una buena conducta en medio de los paganos y así, los mismos que ahora los calumnian como a malhechores, al ver sus buenas obras, tendrán que glorificar a Dios el día de su Visita.
SALMO RESPONSORIAL 99, 1b-5
R/. ¡Aclame al Señor toda la tierra!
Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta Él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios: Él nos hizo y a Él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 8, 12
Aleluya.
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Maestro, que yo pueda ver
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 46-52
Cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego– estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!». Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!».
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo».
Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Animo, levántate! Él te llama».
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia Él. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti? Él le respondió: «Maestro, que yo pueda ver».
Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.