Eucaristía del Lunes 20 de Mayo de 2024
Lunes de la séptima semana del tiempo ordinario
María, Madre de la Iglesia
Memoria obligatoria
Color: blanco
Antífona de entrada Cf. Jdt 13, 18. 19
El Señor, el Dios altísimo, te ha bendecido a ti, Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra. Él ha engrandecido tanto tu nombre, que los hombres no dejarán de alabarte.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Padre, por la intercesión de la Santísima Virgen María, que cuantos la veneramos en esta gloriosa conmemoración, merezcamos también participar de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Se dedicaban a la oración en compañía de María, la madre de Jesús.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 12-14
Después que Jesús subió al cielo, los Apóstoles regresaron del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.
SALMO RESPONSORIAL Jdt 13, 18bcde. 19
R/. ¡Tú eres el honor de nuestra raza!
Que el Dios altísimo te bendiga, hija mía, más que a todas las mujeres de la tierra; y bendito sea el Señor Dios, creador del cielo y de la tierra.
Nunca olvidarán los hombres la confianza que has demostrado y siempre recordarán el poder de Dios.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO
Aleluya
¡Eres feliz, santa Virgen María, y digna de toda alabanza; de ti nació el sol de la justicia, Cristo, nuestro Dios! Aleluya.
EVANGELIO
Aquí tienes a tu hijo. Aquí tienes a tu madre.
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió como suya.